El buen uso del agua en la agricultura es un reto, pero ya existen diversas prácticas para su cuidado en las que los mexicanos están trabajando. Ejemplo de esto es la conducción del riego hasta las parcelas evitando encharcamiento para que mejore su filtración y no se desperdicie.
Para lograrlo, el uso de camas fijas ayuda, porque las partes bajas de las camas tienen una muy buena porosidad y permiten el efecto de una esponja. Con esto se logra un riego uniforme.
Otro punto que considerar es la manera en cómo llega el agua hasta el pie de la parcela. Para la mayoría de los agricultores de riego, el agua llega de un canal que puede estar o no encementado y que continúa su camino hasta salir a las líneas de cultivo que son como calles. De esta forma cubre las parcelas y de ahí se conducen a los surcos.
“En la medida en que podamos tener un sistema en el cual depositar por cada cama el agua necesaria sin que tenga contacto ni con sol ni con tierra, vamos a ser mucho más eficientes, pues en ese acarreo del agua podemos perder hasta un 25%”, explican los expertos agrónomos de DEKALB.
Acciones rumbo a la sustentabilidad
Hace cinco años, el estado de Sinaloa tuvo que actuar para solucionar la disminución de lluvias. Según cuenta el agrónomo de la región, por al menos tres años las presas llegaban a un máximo de capacidad que no excedía 60%, razón por la cual todos los distritos de riego estaban limitados.
“Para los maiceros, quienes necesitan dos o tres riegos, el agua no alcanzaba. Esto despertó la conciencia y empezaron a actuar”, comenta. Después llegaron lluvias reguladas positivas, lo que permitió que hubiera disponibilidad en presa, pero también se tomaron acciones.
Actualmente hay hidrantes con tubos y ventanillas, las cuales se adecuan a la distancia del surco o de la cama para dirigir el riego. Con este sistema logran ser más eficientes en cuanto a la cantidad de agua que utilizan y sobre todo en su conducción.