Calibración y mantenimiento de máquinas agrícolas

Prepararse para la temporada de siembra requiere de la revisión de maquinaria para que esté en óptimas condiciones y no afecte los rendimientos del cultivo. Por eso, la calibración y mantenimiento de máquinas agrícolases un paso que no debe olvidarse.  

Lo ideal es que el mantenimiento se haga antes de guardar las máquinas, mientras que la calibración se hace antes de volver a usarlas, esto de acuerdo con el Ingeniero Agrónomo Iván Francisco Pérez Villarreal.

El mantenimiento de sembradora, fertilizadora y aspersora se realiza terminada la siembra para que los agricultores guarden las máquinas limpias. “Permanecerán en reposo durante mucho tiempo así que lo mejor es darles mantenimiento y guardarlas bajo la sombra y cubiertas”, recomienda el experto.  

“Un aspecto en el cual los agricultores deben estar atentos - apunta el agrónomo - es que la maquinaria cuente con una buena lubricación de las cadenas, que no haya partes rotas, que esté limpia, y en general, que se encuentre en buenas condiciones para usarse en el próximo ciclo de cultivo”. Adicional a esto, en las aspersoras debe asegurarse que las boquillas estén en buen estado para que el siguiente año pueda arrojar el volumen de producto que se necesita aplicar. 

La importancia de una buena calibración 

Calibrar las máquinas es indispensable para lograr las densidades de siembra y las tasas de fertilización que cada agricultor necesita. Un pequeño error puede hacer la diferencia en los rendimientos y esto se traduce en un menor ingreso para los productores. 

Al calibrar una sembradora lo que hace el agricultor es determinar cuántos kilos de semillas por hectáreas deben aplicarse, a qué distancia se colocarán y a qué profundidad. Ligeros cambios en estas mediciones harán que el crecimiento de las plantas sea diferente al idealizado y la cosecha disminuirá. 

Por ejemplo, si un agricultor coloca semillas demasiado cerca una de la otra, estas plantas empezarán a competir entre ellas por los nutrientes del suelo, luz, agua, etc. En el caso de la profundidad, la semilla debe ubicarse en donde se encuentren las mejores condiciones de humedad, entre 5 y 7 cms en ‘tierra venida’[1]y de 2 a 4 en tierra seca lo cual nos puede ayudar a asegurar una buena germinación y nacencia. Si las semillas son colocadas a diferentes profundidades sus oportunidades de desarrollo serán desiguales y podrá mermar la producción. 

En el caso de fertilizadoras y aspersoras sucede algo similar, pues no colocar el volumen necesario de las soluciones puede hacer que el producto no actúe como debería. 

Los procesos en agricultura requieren de acciones detalladas que obedecen a múltiples factores. Por eso es importante que la calibración también obedezca al tipo de cultivo, el tipo de semilla, su tamaño, la temporada de siembra y las condiciones climáticas de la región. Todo esto con el fin de ayudar a obtener los resultados esperados.

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