Dentro de todos los cultivos hay umbrales económicos en los cuales se soportan los agricultores para tomar la decisión de una aplicación contra plagas. Los maiceros tienen un umbral definido para cada plaga y sobre eso eligen la aplicación de algún insecticida cuando este se requiera.
“Desgraciadamente no tenemos la cultura del monitoreo y por lo regular los agricultores, cuando hacen una aplicación, es porque este umbral ya se rebasó”, comentan en entrevista los expertos de DEKALB.
Lo ideal es que al empezar un cultivo también empiece un programa de monitoreo para identificar si hay infección de plaga en la planta. Esta práctica se recomienda sobre todo al hacer aplicaciones de biológicos, que van desde extractos de ajo, hasta crisantemo y otras plantas que sirven como repelente.
Los insecticidas que son de origen orgánico son extractos de planta que ayudan a repeler la plaga, no a exterminarla. Por eso los agricultores que utilizan estos métodos deben tomar en cuenta la fauna benéfica que tiene trabajando en el cultivo y el nivel de infestación de la plaga.
Ambos aspectos son de gran importancia porque si los umbrales se disparan, se debe aplicar otro tipo de medidas para mantener el control. Todo esto sin dejar sólo al campo. “Si aplicas insecticida y controlas una generación de la plaga lo ideal es empezar de nuevo con el proceso de monitoreo porque dependiendo de las temperaturas la siguiente generación puede llegar al mes o a la siguiente semana”, comentan los expertos.
La moda de los métodos biológicos
Hace cuatro años hubo un problema de infestación en el sorgo que hizo que este tipo de medidas se popularizara. Se puso de moda esta práctica, que ayudó a minimizar el problema, pero sólo como parte de un manejo integrado, no como una solución contundente.
“Se puso muy de moda la liberación de crisotos, que son organismos benéficos, de forma simple. Se liberaron dentro de las parcelas huevecillos que van y se comen a las plagas, ellos funcionan sobre todo contra los pulgones que aparecieron hace cuatro años en el sorgo”, recuerdan los agrónomos.
A decir de los especialistas, no se puede trabajar solo con biológicos o con orgánicos, los agricultores necesitan otro tipo de productos agroquímicos para obtener buenos resultados en el control.
“Algunos productos orgánicos y de invernadero pueden tener un seguimiento puntual de aplicación de productos biológicos o de liberación de organismos benéficos, pero su valor para el consumidor se multiplica por este tipo de cuidados. En el caso de nuestros cultivos, tanto maíz como sorgo, puedes complementar tu manejo con algo biológico, pero no se puede controlar al 100% por la magnitud de los terrenos”, aclaran.
Para una producción industrial, el cuidado se complica mucho. Hay regiones en donde hay autocultivo y maíces criollos o con razas endémicas y a estos agricultores les es imposible tener los cuidados adecuados, ya que muchas razas tienen problemas de plagas difíciles de controlar. Por eso, los agrónomos especialistas de la marca recomiendan el uso de un manejo integrado.