La etapa en la que mayor merma por estrés hídrico puede presentarse en un cultivo de maíz es durante la reproducción. La fenología del maíz se divide en dos etapas, la vegetativa, cuando están creciendo las hojas, y la reproductiva, cuando empieza la floración.
Las etapas reproductivas son seis y durante la primera etapa (R1), el estrés al que se puede someter el cultivo podría provocar una merma de hasta 50% de rendimiento. De R2 a R3, ocurre el llenado de grano, empieza a ganar peso la mazorca y con una mala gestión de agua el agricultor podría perder 40% de su cosecha.
Estos períodos son críticos porque es cuando los granos están en formación, así que requieren del agua y de los nutrientes que en ella se transportan para cubrir al olote sin problemas. Después de esto la demanda de agua tiende a disminuir, pero no debe perderse de vista su control porque incluso en R4, las mermas de rendimiento son considerables (30%).
Una vez que la planta llega a R5 el grano ha pasado de tener una consistencia conocida como “grano lechoso” a ser un grano dentado. Es decir, un grano bien formado que empieza a deshidratarse para parecerse más a las semillas; en este momento, el estrés hídrico sólo representaría 10% de pérdidas.
Importancia del agua en el Pacífico
Si bien las etapas de mayor riesgo se dan durante la reproducción, en la etapa vegetativa de cinco hojas verdaderas (V5), el agricultor también debe poner atención, ya que se trata del primer momento en el que el punto de crecimiento está expuesto a la superficie y, si esta parte es dañada, la planta podría morir.
El estrés hídrico se traduce en falta de agua y aunque también puede referir a un exceso, es más común que se presente el primer caso, sin embargo, en estados como Sinaloa, en donde manejan sistemas de riego de gravedad o ‘rodado’, la escasez de agua no es tan problemático. A pesar de no ser tan común, los agricultores deben estar muy al pendiente de sus cultivos, sobre todo en las etapas fenológicas que son claves para el desarrollo de la planta.
Además, de acuerdo con el Ingeniero agrónomo y representante de Desarrollo de Mercado para la marca DEKALB® Iván Pérez, deben mejorarse las prácticas de riego para no estresar a los cultivos con volúmenes excesivos de agua. Para solucionarlo, la opción que recomienda es usar distancias de riego un máximo de 250 metros de largo.
“Hay surcos en Sinaloa de 500 metros e incluso de 1 kilómetro. Si pones una manguera en un extremo del surco toma demasiado tiempo que el agua llegue al otro lado, haciendo que se desperdicie y que inunde una parte del surco. “Acortar las distancias hace un riego más homogéneo y mejora la eficiencia”, comenta. Asimismo, señala que es muy importante conocer la etapa fenológica en la que se encuentra el cultivo porque de esto dependen sus necesidades hídricas.